regresión que es según el psicoanálisis
Regresión: qué es según el psicoanálisis (y críticas)
El concepto freudiano de regresión es muy conocido en la actualidad, si bien se encuentra en clara decadencia a causa de los progresos teóricos y prácticos que han tenido lugar en la psicología clínica y en el psicoanálisis.
En este artículo analizaremos el concepto de regresión según el psicoanálisis y revisaremos los distintos matices de este término. Para terminar revisaremos algunas de las críticas más representativas que se han hecho sobre la regresión
Definiendo la regresión
Según Sigmund Freud, considerado el fundador del psicoanálisis, la regresión es un mecanismo de defensa que consiste en el retroceso del yo a un estadio anterior del desarrollo. Este proceso se daría en respuesta a pensamientos o impulsos inaceptables que la persona no puede afrontar de modo adaptativo, y podría ser transitorio o crónico.
Freud afirmó que, a lo largo del desarrollo psicosexual, las personas jóvenes corren el riesgo de quedar psicológicamente ancladas en uno de los estadios, sin lograr avanzar de forma completa a través de los posteriores. Esto se conoce como “fijación”, y cuanto más intensa sea mayor será también el riesgo de reaccionar al estrés psicosocial con una regresión.
En los planteamiento psicoanalíticos originales la regresión en la adultez se presenta como íntimamente asociada a la neurosis. Posteriormente se ha propuesto que este cambio no siempre es patológico o negativo, sino que en ocasiones las regresiones transitorias podrían ser beneficiosas para la superación del malestar o el fomento de la creatividad.
Michael Balint, psicoanalista húngaro que es considerado un miembro relevante de la escuela de las relaciones objetales, propuso la existencia de dos tipos de regresión. Una de ellas sería benigna (como las de la infancia o las de tipo artístico), mientras que la variante maligna o patológica sí se relacionaría con la neurosis y específicamente con el complejo de Edipo.
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Comportamientos típicos de la regresión
Una característica muy destacable de este fenómeno es la aparición de comportamientos y actitudes típicamente infantiles. Sin embargo, en función de los estadios psicosexuales en que se produjera una fijación aparecerán unas conductas regresivas u otras; por ejemplo, Freud consideraba que morderse las uñas y fumar son signos de fijación en la fase oral.
La regresión oral también se manifestaría en conductas relacionadas con la ingesta y con el habla. Por contra, la fijación en la etapa anal podría llevar a una tendencia compulsiva al orden o al desorden, a la acumulación y a la tacañería extrema, mientras que la histeria de conversión sería característica de la regresión al periodo fálico.
Aunque puede presentarse en la edad adulta, la regresión es más común en la infancia. Serían ejemplos de regresión que una niña empiece a orinarse en la cama tras el nacimiento de su hermano pequeño o que un preadolescente llore cada vez que sus compañeros de clase se burlan de él.
Cabe tener en cuenta que, teóricamente, la fijación puede darse de forma simultánea en varias etapas del desarrollo psicosexual. En estos casos aparecerían comportamientos de tipo regresivo característicos de cada una de las fases en cuestión, aunque no siempre en el mismo momento temporal.
La regresión como método terapéutico
Diversos seguidores de las propuestas de Freud exploraron el potencial de su concepto de regresión como herramienta terapéutica en varias alteraciones que asociaban a la neurosis. En ocasiones se utilizaba la hipnosis como medio para intentar lograr la regresión, mientras que en otros casos el proceso tenía un carácter más tangible.
Sandor Ferenczi afirmó que la regresión podía ser un buen método para potenciar la efectividad de la psicoterapia. En este sentido Ferenczi defendía la práctica de comportamientos pseudoparentales por parte del terapeuta, como dar consuelo verbal e incluso abrazar a los pacientes por tal de ayudarlos a superar traumas o situaciones de estrés.
Además de Ferenczi, otros autores como Balint, Bowlby, Bettelheim, Winnicott o Laing propusieron también el uso de la regresión como un instrumento que permitía una nueva “reeducación paterna” más satisfactoria que la original. Estos teóricos creían que la regresión podía ser suficiente para la maduración de los individuos, incluso en casos de autismo.
Desde este punto de vista la regresión se asocia al famoso método catártico, consistente en ayudar a los pacientes a procesar eventos traumáticos del pasado mediante la reexperimentación a través de la imaginación o a la sugestión, incluyendo la hipnosis. En la actualidad se aplican técnicas similares a esta en casos de trastorno de estrés postraumático.
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Críticas a este concepto freudiano
Según Inderbitzin y Levy (2000), la popularización del término “regresión” ha hecho que su uso se extendiera a un gran número de significantes, lo cual ha diezmado la claridad del concepto. Estos autores destacan que la regresión se enmarca en un modelo del desarrollo obsoleto (la teoría de los estadios de Freud) y que el concepto en sí mismo puede resultar perjudicial.
Rizzolo (2016) afirma que el concepto de regresión debe ser abandonado y sustituido por el estudio de la persona en su conjunto, en lugar de la focalización en impulsos o necesidades abstractos, y que esto no es posible si no se entiende la relación entre una conducta determinada y las circunstancias que la determinan en el presente.
En su análisis del uso terapéutico de la regresión, Spurling (2008) concluye que este método ha sido superado en la actualidad incluso en el ámbito del psicoanálisis. No obstante, el concepto de regresión como mecanismo de defensa sigue siendo utilizado a día de hoy desde un punto de vista explicativo por muchas personas afines a esta orientación.
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